Dirigir un negocio de comida es una de las actividades de mayor complejidad dentro del mundo económico, puesto que además de la gestión del recurso humano, es importante saber organizar lo referente a la selección de los productos, las formas más idóneas de presentarlos a los comensales y disponer de una serie de habilidades de liderazgo que hacen de este, un oficio destinado a verdaderos adalides.
Ya el hecho de arriesgarse conociendo la dificultad que implica, es una cualidad admirable entre quienes están al frente de un restaurante. Sin embargo, se necesita más que valor para lograr tener un negocio sólido, con buena reputación, empleados satisfechos y el agrado del público.
En este sentido, además de las típicas cualidades recomendadas para todo líder, tales como priorizar el trabajo en equipo, planificar con visión de futuro, generar ideas y promover la comunicación asertiva, quien dirige un restaurante debe enfocarse en la formación propia y de sus trabajadores.
En cuanto él, la necesita para conocer las diversas tendencias que surgen en la cocina local e internacional, mejorar sus capacidades de administración, estar al tanto de las estrategias de marketing que más le convienen, aprender métodos idóneos de comunicación y solución de conflictos, así como de prevención de los riesgos laborales restaurante, entre otros.
La seguridad alimentaria
Ahora bien, uno de los aspectos en los que los comensales ponen mayor atención, es en la seguridad que ofrece el restaurante; no tanto sobre sus instalaciones, sino en relación con la comida que sirven, porque puede encontrarse en mal estado, ser preparadas sin observar las temperaturas adecuadas, ni poseer medidas apropiadas para la conservación de los alimentos.
Sobre este particular, es fundamental la formación que posean los trabajadores, porque son ellos quienes tienen contacto directo con los alimentos y responsables de observar las medidas de conservación y manipulación adecuada de estos.
Acerca de este punto intervienen diversas medidas; por una parte, es indispensable la selección de un personal experto, puesto que los indicadores positivos y negativos acerca del estado en que se encuentran los alimentos solo pueden ser detectados por quienes poseen amplia experiencia en el área.
Y por la otra, es crucial propiciar en el personal el acceso a charlas o talleres formativos en los que puedan ampliar y mejorar la información que ya poseen, en virtud de que a pesar de la amplia experiencia que tengan, siempre habrá algo nuevo que aprender para ejecutar mejor su trabajo.
Todos estos aspectos derivados de la formación, implican el deber de monitorear permanentemente el funcionamiento del negocio para asegurarse de que se cumplen los estándares de calidad tanto en los equipos y materiales como en los ingredientes utilizados y que se siguen los procedimientos establecidos, esto es lo que caracteriza a los líderes de los mejores restaurantes del mundo.